miércoles, 6 de marzo de 2013

CONVOCATORIA DE MORENA

Chávez, el mediático


JENARO VILLAMIL

MÉXICO, D.F. (apro).- Una auténtica conmoción global ha provocado la muerte de Hugo Chávez. No por esperado, ante un cáncer agresivo y súbito, el fallecimiento del mandatario venezolano ha dejado de sorprender a detractores y simpatizantes. La muerte del polémico comandante generó una ola de solidaridad como no se había visto en décadas ante el deceso de un mandatario latinoamericano.

Desde Barak Obama, gobernante del “imperio”, que expresó sus deseos para tener una “relación constructiva” con Venezuela, hasta su contendiente en los comicios de 2012, Hugo Capriles, todos los llamados desde el exterior y al interior de la nación sudamericana fueron a la reconciliación y a la tolerancia.

La mayoría de los presidentes latinoamericanos expresaron el reconocimiento a su liderazgo. Cristina Fernández, de Argentina, decretó tres días de duelo. Dilma Roussef, de Brasil, afirmó que la muerte de Chávez “entristece a todos los latinoamericanos”. Y hasta Sebastián Piñeira, de Chile, en las antípodas de Chávez, admitió que a pesar de sus diferencias “siempre supe apreciar la fuerza y compromiso con que el presidente Chávez luchaba por sus ideas”. Lula, el otro líder latinoamericano coincidente con el chavismo, expresó su “profunda tristeza”.

Chávez coleccionó epítetos. Fue acusado de “golpista”, “dictador”, “caudillo avasallador”, populista, redentor y toda la serie de adjetivos lanzados desde las distintas tribunas mediáticas por sus opositores de dentro y fuera de Venezuela. Sus adversarios fueron sus mejores propagandistas. Chávez se convirtió en los últimos 14 años en un punto de referencia para lo mejor y lo peor de las campañas ideológicas lanzadas en el mundo latinoamericano.

En México, la derecha panista y empresarial utilizó la figura de Hugo Chávez para una de las peores campañas de pánico moral en contra de uno de los contendientes de las elecciones presidenciales de 2006. Sembrar el miedo, polarizar, estigmatizar fue el objetivo de aquella guerra sucia de 2006 que señaló a Andrés Manuel López Obrador como “un peligro para México” porque realizaría lo mismo que Chávez en Venezuela.

Nunca supieron explicar muy bien esos detractores de Chávez por qué si eran tan “peligroso” el presidente venezolano ganó cuatro elecciones, venció un golpe de Estado desde la derecha, en el 2002, una huelga petrolera en 2003, y se expuso a un referéndum revocatorio. Tampoco supieron explicar por qué Chávez tenía tanto apoyo social, a pesar de que su régimen era muy distinto a las dictaduras militares al estilo Pinochet o Francisco Franco.

En las campañas de odio contra Chávez se mezclaron tanto los resabios racistas y clasistas de una oligarquía blanca y criolla que llevó a Venezuela al desastre político y económico antes del ascenso de aquel coronel que se rebeló en 1992, como la furia de la ortodoxia neoliberal y tecnocrática que vio en la permanencia del chavismo un contrapeso al consenso de Washington en favor de un mercado libre latinoamericano dominado por las privatizaciones y el debilitamiento de las soberanías regionales a nombre de la “globalización”.

Chávez supo aprovechar esa polarización inducida para su provecho. Se convirtió en una mezcla de propagandista, ‘teleevangelizador’, profesor (no en balde, fue hijo de dos maestros de primaria) y provocador desde la pantalla televisiva. A través de su programa dominical Aló, presidente, el venezolano lo mismo cantaba boleros mexicanos que anunciaba medidas de gobierno y desafiaba a Bush o a Obama.

Se acusó a Chávez de ser un enemigo de la libertad de expresión pero, en realidad, siempre coexistió con una poderosa oposición mediática que no guardaba críticas hacia la República Bolivariana. Incluso, aún después de la abierta posición golpista de los dueños de los medios que se sintieron amenazados en sus privilegios.

Chávez era un provocador nato. Lo mismo exasperó al monarca español que al inefable Vicente Fox, otro provocador que desperdició sus liderazgos ante la ineficacia y la corrupción de su entorno. Sus bravatas no siempre eran acompañadas de medidas concretas. Un analista norteamericano lo describió bien: “Hay que hacerle caso a las acciones y no sólo a las palabras de Chávez”.

El líder venezolano supo construir la imagen de un rebelde con causa, aunque era más pragmático de lo que él mismo reconocía. Su estilo conectó con la mayoría de los habitantes de una nación que durante décadas vio cómo una minoría se repartía el poder. Con esa misma intuición impulsó un modelo de sociedad latinoamericana alterno al modelo del FMI y no ocultó su alineamiento claro con el régimen de los Castro en Cuba.

Chávez sabía de la importancia de los medios masivos. Impulsó el modelo de Telesur que siempre generó fobias en aquellos países dominados por las concesiones privadas de televisión. El gran desafío de Telesur será convertirse en una opción de información más allá del chavismo.

El liderazgo mediático de Chávez no fue un montaje ni el resultado de un convenio publicitario, como ha ocurrido en otros países, incluyendo a México. Fue el resultado de su circunstancia y de su convicción. Cometió excesos. Centralizó los mensajes. Personalizó en demasía el modelo bolivariano que promovió.

Con su muerte, el mensaje y el mensajero entran a un nuevo desafío.

Xochicalco, en riesgo

En concreto | Laura Itzel Castillo

A siete años de la tragedia de la mina de carbón Pasta de Conchos, donde murieron sepultados 65 mineros, la justicia sigue en espera, y las concesiones para la extracción de minerales avanzan de manera indiscriminada a lo largo y ancho de nuestro territorio.

En la actualidad la cuarta parte del territorio de México está en manos de las empresas privadas que explotan carbón, oro, plata, cobre y desde luego mano de obra, como en la época porfirista. Hoy la zona arqueológica de Xochicalco, en Morelos, está en riesgo, a causa de esta política depredadora.

Son más de 27 mil títulos de concesión otorgados por el gobierno federal a empresas privadas, donde éstas sólo pagan derechos por el número de hectáreas a explotar, mas no por los minerales obtenidos, por absurdo que parezca.

Por ejemplo, en el caso del oro, las trasnacionales han extraído en 10 años más de 350 toneladas, lo que representa tres veces lo que tuvo que comprar el país para incrementar las reservas internacionales del Banco de México.

De acuerdo a la Coordinación General de Minas, el oro y la plata resultan ser los atractivos primordiales del sector minero, en la inversión extranjera directa (IED), pues seis de cada 10 proyectos mineros de trasnacionales son de oro y plata.

Según las autoridades, uno de los principales sustentos del auge minero del país radica en la explotación del oro. Este mineral atrae grandes inversiones que se traducen en el incremento de empresas trasnacionales interesadas, principalmente canadienses, aunque también hay suizas y estadounidenses. ¿Pero en qué benefician al país?

México ocupaba en el 2011 el lugar 12 a nivel del mundo como productor de oro. Sin embargo, como en muchos otros rubros, las grandes empresas acaparaban 95% del total.

En cuanto a la producción de plata, México ocupa el segundo lugar a nivel mundial, sin embargo, las ganancias se quedan en las empresas privadas y la devastación en la población afectada.

Entre los proyectos que ejemplifican la prepotencia de las empresas extranjeras canadienses está la minera San Javier, en San Luis Potosí, donde la devastación de la naturaleza, la degradación del patrimonio y la violación a la ley se convirtieron en la fórmula perfecta para el desarrollo “exitoso” de la industria minera, al viejo estilo de la Colonia.

Morelos, al igual que San Luis Potosí, ha sido golpeado sistemáticamente por la inseguridad, la violencia y la degradación ambiental. Ocupa el segundo lugar en afectación ecológica de las 32 entidades de la República. La pretensión de implantar el proyecto Esperanza Silver indudablemente representa una amenaza para la región, dado que se devastaría la zona.

El método utilizado para la extracción de la plata es el del tajo a cielo abierto, que se caracteriza por contaminar la superficie y el subsuelo con potentes químicos, como el cianuro.

Este proyecto se desarrollaría en los cerros Jumil y Colotepec, en alrededor de mil hectáreas de la comunidad Tetlama, a tan sólo medio kilómetro de la zona arqueológica de Xochicalco, considerada Patrimonio de la Humanidad.

De igual forma se vería afectado el río los Sabinos, debido a que dentro del proyecto se incluyen algunos tramos de este importante afluente, con lo que se vería afectada gran parte de la población morelense, incluida la perteneciente a la ciudad de Cuernavaca.

Para tratar de evitar este desastre social y ambiental, diversas organizaciones y ciudadanos han iniciado una campaña para recabar firmas de apoyo, con el objeto de que se cancele el proyecto de la empresa Esperanza Silver, S.A. de C.V. en las ruinas de Xochicalco.

Para mayor información, puedes acceder a la siguiente liga de internet:

Saliva y fuego - Columna semanal de Sergio Aguayo



En el sexenio de Felipe Calderón crecieron las agresiones a la prensa, su gobierno respondió con murallas de retórica. Los recientes ataques a El Siglo de Torreón sugieren que el gobierno intenta modificar su actitud.

Quienes escribíamos desde la independencia en el viejo régimen sabíamos de reglas no escritas. En 1973 me imprimieron un texto en El Gallo Ilustrado, suplemento cultural de El Día. Nunca circuló porque Gobernación incautó esa edición de El Gallo porque mencionaba el enriquecimiento del mexiquense Carlos Hank González. Choqué con un receptáculo de cristal cuyo grosor y ubicación sólo era conocido por los duendes del Palacio de Cobián (la sede de Gobernación).

La Laguna es zona de guerra. En 2007 hubo 89 ejecuciones; en 2012, fueron 1,087. El Siglo de Torreón decidió informar a pesar de saber que era vigilado por los cárteles y por los funcionarios que los protegen o dirigen. En 2009 empezó el asedio: rafaguearon su edificio con un "cuerno de chivo". Nunca supieron qué intereses afectaron ni qué reglas violaron; sólo supieron que había disgusto entre los controladores de la plaza.

El ataque a El Siglo de Torreón desencadenó una simpatía oficial que nunca se tradujo en una investigación bien hecha o en la identificación de algún sospechoso. La impunidad facilitó ataques subsecuentes. Lo mismo pasó con otros medios y México se ganó, frente a la comunidad internacional, que lo calificaran como uno de los países más peligrosos del mundo para el ejercicio del periodismo.

En julio de 2012 incendiaron las oficinas de El Norte en San Pedro Garza García, Nuevo León. Lo hicieron a la luz del día y contaron con la complicidad policiaca. Según la crónica del hecho: "seis segundos después de la huida, cuando los criminales aun estaban a la vista, la patrulla 547 de San Pedro cruzó frente a las oficinas, [pero] bajó la velocidad sin seguir a los asaltantes". Con evidencia tan clara resulta absurda la justificación dada por el alcalde sanpetrino, Mauricio Fernández: "tristemente, le fallamos por tres segundos... por un pelo nos tocaba interceptarlos".

Él y muchos otros gobernantes le fallaron durante todo un sexenio a un gremio amenazado. A excepción de la fiscal especial de la PGR, Laura Borbolla, la dependencia que debía coordinar, Gobernación, fue incapaz de hacer funcionar el programa de protección a periodistas. Tanto así que se tardaron un año en instalar un botón de alerta en el celular de un periodista en riesgo.

La protección provino de organismos civiles mexicanos y extranjeros y de los propios medios. Artículo 19, Cencos, Fundación MEPI, Freedom House y Reporteros sin Fronteras, entre otros, levantaron el tema con informes y misiones. Al mismo tiempo, cada medio buscó soluciones apropiadas a su situación modificándose, por ejemplo, la forma de cubrir noticias e informar sobre la violencia. En Tamaulipas. El Mañana de Nuevo Laredo dejó de publicar esas noticias; El Siglo de Torreón sólo difunde lo que viene en boletines oficiales; el Grupo Reforma quita las firmas de quienes elaboran la nota y La Voz de Michoacán jamás menciona a la llamada "Familia Michoacana" o a los "Caballeros Templarios".

El regreso del PRI no ha modificado la situación y hasta ha crecido la seriedad de los ataques. En febrero de este año desconocidos secuestraron a cinco trabajadores de El Siglo de Torreón; los golpearon y los liberaron días después. Ninguno de ellos trabajaba en el área de noticias. Como lo mismo pasó con otros medios, podemos asegurar que la violencia está haciéndose indiscriminada y golpea a todo aquel que trabaje en medios, tenga o no responsabilidades editoriales.

Entre los signos positivos está un comentario obtenido de fuentes de El Siglo de Torreón: con el secuestro de cinco personas se observó un cambio de actitud en el gobierno federal y el de Coahuila. Por otro lado, en Gobernación ya empieza a funcionar un "Mecanismo para la protección de personas defensoras de derechos humanos y periodistas". Lo más importante es la determinación de buena parte del gremio de seguir ejerciendo la libertad de expresión. Después del secuestro de sus cinco trabajadores, El Siglo de Torreón aseguró en un editorial: "mantenemos el compromiso de seguir informando a la comunidad".

El domingo pasado asesinaron de 18 balazos a Jaime Guadalupe González Domínguez, director del portal Ojinaga Noticias y la información luctuosa terminaba con una frase ominosa: "muy probablemente esta sea nuestra última nota". Otro medio silenciado y el primer periodista asesinado bajo el nuevo gobierno. ¿Entenderán que los ríos de fuego no se detienen a salivazos?

LA MISCELÁNEA

¿Qué le habremos hecho a Canadá? En busca de oro o plata sus mineras depredan nuestro ambiente. Sigue Xochicalco, Morelos, donde la minera Esperanza Silver se alista para el saqueo. Y cuando un mexicano quiere obtener una visa para ir a Canadá es sometido a un interrogatorio ofensivo. ¿Y dónde está Relaciones Exteriores?

Colaboró Paulina Arriaga Carrasco.

¡Hasta siempre, comandante Hugo Chávez!

Alberto Rabilotta

ALAI AMLATINA, 06/03/2013.- Es difícil reprimir una profunda tristeza cuando muere un revolucionario que encarnó la historia y los ideales de su país y de Nuestra América, y que dedicó su vida a convertirlos en realidad. Un revolucionario bolivariano que además de sus ideas e ideales llevaba en sí lo mejor de ese calor humano, de la empatía, sinceridad y solidaridad que emanan de nuestros pueblos mestizados, cualidades que explican esa profunda y creciente complicidad que fue desarrollando con el pueblo venezolano para implantar la justicia y revolucionar la sociedad, y que tanto impacto ha tenido y tendrá en los otros pueblos de Nuestra América.

Y aunque sabemos que su ejemplo y sus ideas perdurarán en Venezuela y en toda América Latina, donde Chávez deja el precioso legado de haber contribuido decisivamente a hacer realidad la unidad e integración de nuestra región para reducir la pobreza y erradicar la miseria, para emprender nuevas días de desarrollo económico y social, para hacer efectiva la independencia y soberanía de cada una de nuestras naciones, no por ello dejará de faltarnos la alegría, el amor y la convicción que irradiaba.

Pero esta nota es también para hablar de la siniestra contrapartida a ese amor y fervor revolucionario que irradió y seguirá irradiando en Venezuela y Nuestra América la figura y los ideales de Chávez. Esa contrapartida es el odio que destilaron y seguirán destilando quienes lo combatieron, denigraron y hasta el último momento buscaron eliminarlo para hacer una contrarrevolución que les permitiera retomar el control de Venezuela y de la región.

Hace unos años me pregunté, y también me preguntaban mis colegas canadienses, de dónde venia ese odio tan visible en la prensa y los círculos políticos de Canadá y Estados Unidos, y también en las elites de algunos países latinoamericanos y muchos países europeos. ¿Era solo por sus ideas revolucionarias, porque ganaba las elecciones limpiamente y estaba dando “un mal ejemplo” en América Latina al impulsar la eliminación de la pobreza, la educación y un techo para todos, porque afectaba a poderosos intereses privados nacionales y extranjeros?

Sin duda alguna esas eran las razones principales, pero detrás había otra, también imperdonable, que sentí muy bien en las ocasiones, cuando siendo corresponsal en Canadá para la agencia mexicana Notimex, sacaba la cuestión de las políticas de Chávez en entrevistas y conversaciones con políticos, empresarios, periodistas y “expertos” de Canadá, Estados Unidos y Europa.

El odio de clase, perfectamente comprensible, venía (y viene) muchas veces acompañado del desprecio que muchas de esas personas sienten, desde el “mirador” de sus “culturas civilizacionales”, hacia los latinoamericanos, y más aun hacia líderes –porque ya tenemos a nuestro Evo Morales en Bolivia- que representan perfectamente, en su propia persona, el mestizaje, el renacimiento de las culturas y naciones originales, la amplitud cultural, la sencillez, franqueza y determinación de nuestros pueblos.

Desde hace más de dos décadas las oligarquías y el imperialismo consideran como absolutamente inadmisible que Venezuela, país con la mayor reserva petrolera del mundo, tuviese un Presidente que además de ser revolucionario fuera un mestizo que tenía la mala costumbre de dialogar mano a mano con su pueblo, de escucharlo, de celebrarlo con toda alegría y de organizarlo para defender los intereses nacionales.

Tampoco le perdonaban su franqueza y el no respeto de la “etiqueta y los buenos modales” diplomáticos cuando se trataba de defender los intereses de Venezuela y de América Latina, y mucho menos de haber dado una contribución decisiva para impedir que los pueblos de la región quedasen sometidos al Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), como quedó en claro en la Cumbre de las Américas de Québec, en el 2001.

Lo que acabo de escribir lo escuché de la boca de un ministro del gobierno de Canadá, a la salida de una reunión que el primer ministro canadiense Stephen Harper había tenido con el entonces Presidente de México, Vicente Fox, en Ottawa.

Las oligarquías del Imperio, como dejan ver las reacciones del presidente Barack Obama y del primer ministro canadiense Stephen Harper, no le perdonan a Chávez, ni a la actual mayoría de los gobernantes de la región, haber decidido crear la CELAC, donde están ausentes Estados Unidos y Canadá, dos países involucrados en el golpe de Estado contra el Presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya. Dos países que reconocieron inmediatamente el golpe de Estado contra el Presidente Lugo en Paraguay y que desde hace años juegan un papel en las intentonas subversivas y golpistas en Venezuela.

Por eso no extraña lo que expresaron ante la muerte del gran líder bolivariano: Barack Obama dijo que “en estos momentos de reto por la muerte del Presidente Hugo Chávez, Estados Unidos reafirma su apoyo al pueblo venezolano y su interés en desarrollar una relación constructiva con el gobierno de Venezuela. Con Venezuela comenzando un nuevo capítulo en su historia, Estados Unidos sigue comprometido a las políticas de promoción de los principios democráticos, la legalidad y el respeto de los derechos humanos”.

Sin empacho, el primer ministro canadiense Stephen Harper prácticamente “celebró la muerte” de Hugo Chávez, como señala la publicación The Canadian Progressive (1) a partir de la descripción que la agencia Canadian Press hace de la reacción del jefe de gobierno de Canadá: Harper solo tuvo palabras agradables para el pueblo venezolano que el carismático líder izquierdista ha dejado atrás. El primer ministro dijo que ofrecía sus “condolencias al pueblo de Venezuela” y que miraba hacia el futuro para “trabajar con el sucesor (de Chávez) y otros líderes en la región para construir un hemisferio más próspero, seguro y democrático”. Harper agregó que esperaba que la muerte de Chávez traería un futuro más promisorio para el pueblo de Venezuela: “En este momento clave, yo espero que el pueblo de Venezuela podrá ahora construir para sí mismo un mejor y más brillante futuro basado en los principios de libertad, democracia, la legalidad y el respeto de los derechos humanos”.

¿De qué hablan Harper y Obama cuando mencionan los principios de libertad, la democracia, la legalidad y el respeto de los derechos humanos?

No de lo que ambos practican en sus países. Para mantenerse en el gobierno el primer ministro Harper cerró el Parlamento cuando le convino y la democracia parlamentaria hace años que dejó de florecer en Ottawa. En cuanto a las elecciones, el Partido Conservador de Harper fue acusado –con pruebas- de graves ilegalidades en materia electoral para ganar en ciertos distritos durante las elecciones del 2011. En la cuestión de la legalidad e imputabilidad, y de respeto a los derechos humanos, los gobiernos de Harper constituyen ya los peores ejemplos de la historia contemporánea de Canadá.

Por eso ya podemos decir que Harper no representa a Canadá y menos aun a su pueblo.

¿Qué decir de “los principios democráticos, la legalidad y el respeto de los derechos humanos” que menciona el presidente Obama? No mucho, salvo que los principios democráticos solo existen para quienes tienen poder y mucho dinero. La legalidad también existe para proteger a los ricos, pero raras veces para los pobres y nunca para investigar los gigantescos fraudes bancarios que están pagando los contribuyentes. En materia de derechos humanos, qué se puede decir un Presidente que tiene y usa el poder de enviar a asesinar a ciudadanos estadounidenses y extranjeros en cualquier parte del mundo, que permite la represión de manifestaciones pacíficas en su propio país y tiene en su haber un enorme saldo de víctimas civiles en todos esos ataques, invasiones y guerras para apoderarse de recursos naturales en el Oriente Medio, en Asia y África.

La casi totalidad de gobiernos del mundo, todos los partidos progresistas y de izquierda, han dado muestras de respeto, dolor y solidaridad hacia Hugo Chávez, hacia el pueblo venezolano y su revolución. Canadá y Estados Unidos están más aislados que nunca, y todo esto constituye un buen homenaje a la obra del desaparecido comandante Hugo Chávez.

Todo este dolor y solidaridad deberán ser convertidas en fuerza para seguir luchando. Venezuela, su pueblo y su revolución no están solas.

La Vèrdiere, Francia.

- Alberto Rabilotta es periodista argentino - canadiense.

Nota:
(1) http://www.canadianprogressiveworld.com/2013/03/05/did-stephen-harper-just-celebrate-venezuelan-prez-hugo-chavezs-death/#.UTdZhtT_3tt

Más información:

- Hugo Chávez: el soldado de las mil batallas, José Fortique, http://alainet.org/active/62170

- Por Chávez… por Nuestra América, Alejandro L. Perdomo Aguilera, http://alainet.org/active/62162&lang=es

- No se repetirá la historia, Luis Varese, http://alainet.org/active/62191&lang=es

- El legado de Chávez, Mark Weisbrot, http://alainet.org/active/62194&lang=es

- Es imposible no querer a Chávez, Jorge Capelán, http://alainet.org/active/62161&lang=es

URL de este artículo: http://www.alainet.org/active/62189